Fuente: www.abc.es
La esposa embarazada de Eung-Tae, apuesto y bigotudo hombre del clan Goseong Yi, puso la misiva junto al pecho de su amado
Un hermoso hallazgo, la carta de amor de una mujer coreana, datada en 1586, que se encontró junto al cuerpo momificado de su marido, sigue
emocionando cuando se cumple más de una década de que fuera descubierto por los
arqueólogos. La carta estaba junto al
pecho de la momia, cerca de su corazón
momificado.
Fueron arqueólogos de la Universidad Nacional de Andong quienes encontraron
en 2000 la momia de un hombre que vivió
en el siglo XVI en la ciudad de Andong (Corea del Sur). La carta
desgarradora que hallaron junto a los restos era de la esposa del muerto, que estaba embarazada y que derramó todas sus
penas en lo que ya se ha convertido en uno de los testimonios más
elegiacos más impactantes de la historia.
Primero excavaron la tumba, y luego, rompieron
el sello de tierra endurecida, hasta llegar al ataúd de madera. Debajo retiraron piezas de ropa, hasta que
llegaron al cuerpo. Y entonces todo el
mundo se quedó de piedra, casi sin aliento, después de varias horas de
duro trabajo. Allí había una momia
masculina, un hallazgo muy raro en Corea. El cráneo muy dañado, pero su
piel y la barba aún visibles...
El hombre que medía 1,75 metros fue
identificado como Eung -tae, ya que su
cadáver estaba rodeado por un total de 13 cartas dirigidas a ese nombre.
Pero una de esas cartas, un verdadero poema de amor escrito por su esposa y
dirigida al "Padre de Won",
representan todo el dolor por la pérdida de un ser querido al que se suma el
hecho de que quien escribe es una viuda
enamorada que se queda en este mundo sola con un niño en el vientre.
Ella puso la carta en el pecho del muerto, y estremece leer el lugar en
el que le pide con dulzura: "Léela
atentamente y vuelve a mí en sueños y muéstrate en detalle".
Fechada en 1568, en la misiva la
mujer pregunta a su marido muerto por qué tuvo que dejarla sola y le insiste en
que quiere verlo otra vez y escucharlo en sus sueños. Ella confiesa no puede vivir sin él.
"Es que no
puedo vivir sin ti. Es que quiero irme contigo. Por favor, llévame allá donde
estés. No puedo olvidar en este mundo mis sentimientos hacia ti y mi dolor no
tiene límites". Pero se desconoce
el nombre de esta mujer enamorada y desgarrada.
Eung-tae era un hombre más alto
que la media de los coreanos de la época y su piel y su barba se han
conservado. "El bigote es negro y
debió darle un aspecto encantador", afirmó a "Archaeology
Journal" el director del Museo Nacional
de la Universidad de Andong, Se-kwon Yim.
Eung -tae sigue conmoviendo nuestros corazones
445 años después de su muerte, puesto que su historia ha inspirado novelas,
una película y una ópera desde que fue descubierta.
Por si la carta
fuera poco, la enamorada también dejó
junto a la cabeza de Eung-Tae un pequeño y delicado paquete de papel que
contenía zapatillas confeccionadas con su propio pelo, y la siguiente
dedicatoria: "con mi pelo había
tejido esto". Existen referencias en la literatura coreana sobre la
costumbre de la fabricación de zapatillas de pelo humano como símbolo de amor y deseos de recuperación de
los enfermos.
El hecho de que el cuerpo esté momificado se debe a que los enterramientos en la Corea Medieval
fueron a menudo sellados por lo que se
preservan los materiales orgánicos, incluidos los documentos escritos
como en el caso de Eung -tae.
Transcripción de la carta hallada junto a
la momia
1 de junio de 1586
Siempre dijiste:
"Amor, vivamos juntos hasta que nuestro pelo encanezca y podamos morir el
mismo día. ¿Cómo has podido morirte sin mí? ¿A quién vamos a escuchar mi
pequeño y yo, cómo debemos vivir? ¿Cómo pudiste alejarte de mí?
Recuerdas cómo tu
corazón moraba en mí y cómo yo habitaba en el tuyo? Cada vez que nos
acostábamos juntos siempre te decía: "Amor, ¿habrá alguien que se quiera
como nosotros? ¿Realmente como nosotros?" ¿Cómo pudiste dejarme así,
después de todo?
Es que no puedo
vivir sin ti. Es que quiero irme contigo. Por favor, llévame a donde estés. Mi corazón,
mis sentimientos hacia ti son lo último que podré olvidar en este mundo. En mi
corazón desgarrado solo queda un dolor sin límites. Solo puedo preguntarme:
¿cómo puedo vivir con el niño si nos faltas, pensando en ti, sin fuerzas para
sosegarme?
Por favor,
respóndeme a todas estas preguntas, lee esta carta y contéstame con todo
detalle en mis sueños, en cuanto puedas. Esa es la razón por la que te escrito
esta carta y la entierro contigo. Ojalá pueda escuchar tu voz suavemente en mis
sueños. Mirala atentamente y habla conmigo. Un día me dijiste que querías
decirle algo al niño cuando viniera al mundo, pero te has ido tan
repentinamente. Cuando dé a luz al niño, ¿a quién llamará padre?
¿Cómo puedes
entender cómo me siento? No existe una tragedia como este dolor mío bajo el
cielo. Te has ido a otro lugar, pero no padeces una tristeza tan profunda como
la que me dejas. No puedo contar cómo me siento realmente, no puedo expresar mi
dolor sin fin salvo con estas palabras ásperas y precipitadas.
Por favor, como te
digo, lee atentamente esta carta y ven a mis sueños y muéstrate y hablemos de
todas estas cosas. Estoy tan segura de que podré verte en mis sueños. Ven a mí
en secreto y muéstrate, ¿Lo harás?. Hay tantas cosas que debo decirte, tanto
que queda fuera de esta carta. Adiós.
Te quiere,
Tu esposa
Niesamowite!!!!
ResponderEliminarbla bla bla
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