Fuente: www.abc.es
Ángel Gómez Fuentes
Las
excavaciones de Pompeya siguen maravillando al mundo porque cada día hay nuevos descubrimientos. Pero lo que
nadie podía imaginarse es que en ese escenario en el que trabajan arqueólogos,
geólogos, físicos, químicos, vulcanólogos, biólogos, arquitectos y técnicos
dotados con todo tipo de tecnología, se desatara una batalla entre vulcanólogos y arqueólogos.
Estos últimos son acusados de «vandalismo» porque «están destruyendo la historia
de las erupciones del Vesubio».
En una carta publicada en la prestigiosa revista «Nature», Roberto Scandone, profesor de Vulcanología en la Universidad de Roma, y sus colegas hacen un furibundo ataque: «Excavando en Pompeya, los arqueólogos están destruyendo los depósitos geológicos, lo que significa que cualquier información sobre la erupción almacenada en el interior de ese terreno, acaba perdiéndose». Scandone y sus colegas afirman que es «alarmante» que «los depósitos volcánicos sean prácticamente sacrificados durante las excavaciones arqueológicas. Hemos sugerido que en las excavaciones se podrían dejar intactas algunas secciones representativas de los depósitos de las erupciones, pero esto ha sido ignorado».
Las primeras excavaciones de Pompeya se
iniciaron en 1748 bajo el reinado de
Carlos III de Borbón. Desde entonces, la antigua ciudad romana,
sepultada bajo cenizas y lapilli, se ha reconstruido con detalles
inimaginables, proporcionando una visión extremadamente real sobre la vida de
las personas que vivían allí cuando se produjo la erupción del volcán, en el 79
d. C.
Denuncia contra el método de las excavaciones
La
denuncia no se limita a la carta publicada en «Nature». Un grupo de 70 vulcanólogos italianos y extranjeros se
han unido también a la firme protesta del presidente del Instituto nacional de
Geofísica y Vulcanología (INGV), profesor Carlo Doglioni, contra el método de excavaciones de
Pompeya. Doglioni escribió recientemente al ministro de Bienes Culturales, Alberto Bonisoli, lamentando los
daños que se están haciendo a la vulcanología: «La comunidad científica
vulcanológica italiana y extranjera, con rarísimas y esporádicas excepciones,
no tiene manera de ver los productos de la erupción en el aérea de las
excavaciones y de estudiar el diferente impacto que estos han tenido sobre los
edificios y en los diversos puntos de la ciudad». No es solo un tema
científico, advierte el profesor Doglioni: «Los calcos (la recuperación de
personas, animales y vegetales mediante yeso, cemento y agua) de Pompeya se han
retirado de su posición original haciendo imposible reconstruir dónde y cuándo
intentaron escapar los habitantes. El estudio de esta erupción no tiene solo un
aspecto teórico, sino que contiene un inmenso patrimonio de información para la vulcanología a nivel
mundial; puede ser una lección de protección civil, sobre cómo salvarse, de qué
se debe hacer o no hacer en caso de erupción». Concluye el presidente del INGV
pidiendo que cualquier fragmento de productos volcánicos sea conservado en su
posición original y que sea permitido el acceso de los vulcanólogos, «para
profundizar en el estudio de las erupciones con los nuevos conocimientos en la
materia: no hay un lugar en el mundo donde sea tan evidente la violencia tras
el imprevisto despertar de un volcán adormecido. Puede ser un progreso para la ciencia, para la
previsión de la actividad del Vesubio».
Investigar la futura actividad del Vesubio
A
propósito de una futura actividad del Vesubio, Christopher Kilburn, vulcanólogo de la United Kingdom’s
University College de Londres, coautor de la carta a «Nature», precisa que no
hay preocupación porque se vaya a producir una erupción en tiempo breve, pero las autoridades deberían estar preparadas.
«Esto significa que tenemos necesidad de contar con todas las informaciones
posibles de los depósitos de la erupción del 79 d.C.». Más de tres millones de
personas viven en el área del Vesubio, de ellas 600.000 en la que está
considerada como «zona roja».
Ante las
duras acusaciones lanzadas por los vulcanólogos, el director general del Parque
Arqueólogico, el profesor Massimo
Osanna, prestigioso arqueólogo, ha salido al paso destacando
que ha sido «larga y provechosa la colaboración» entre arqueólogos y
vulcanólogos. «Todas las actividades de excavación han sido supervisadas por
vulcanólogos de la Universidad de Nápoles Federico II, que han registrado la
estratigrafía, tomado muestras y construido la cartografía», afirma el
professor Osanna.
Profesor Luzón: fundamental la investigación multidisciplinar
Confirma
también la opinión de Osanna el profesor Jose
María Luzón, exdirector del Museo Arqueológico Nacional y Museo
del Prado, con una amplia trayectoria de investigación sobre las excavaciones
de Pompeya. Lo encontramos en Roma y al preguntarle si forma parte de los
«vándalos», según acusación de los vulcanólogos, se ríe abiertamente: «Yo he
trabajado con vulcanólogos. Las erupciones del Vesubio están muy estudiadas. Y
se pueden hacer no solo en Pompeya, sino en varios kilómetros cuadrados en el
área vesubiana». Precisa el profesor Luzón que es muy larga la historia de las erupciones del Vesubio,
cuya actividad habría comenzado hace más de 400.000 años. Noticias más seguras
se comienzan a tener sobre una erupción de hace unos 39.000 años, con unas dimensiones
colosales, que sepultó a gran parte de la región de Campania. «Debajo de
Pompeya hay otra Pompeya de la edad de bronce y vete a saber si hay cosas del
paleolítico», precisa el profesor Luzón, quien considera fundamental la
investigación multidisciplinar en las excavaciones: «Yo estuve trabajando en
una casa de Pompeya y tuve al lado un geólogo de Turín; he tenido en el equipo
químicos, paleontólogos… Es interesante también contar con un vulcanólogo,
porque a veces ven cosas que tú no ves».
Seguramente hoy, con las nuevas tecnologías, la arqueología
es más multidisciplinar
que nunca: «Con los métodos actuales se puede ver lo que no pudieron hacer
nuestros antepasados. Por ejemplo, nuestros abuelos excavaban una sepultura de
la edad de bronce y sacaban huesos, un trozo de metal, unas cosas de piedra,
etc. Pero hoy, en una excavación similar, hecha con tecnología de última
generación se han sacado hasta los tejidos», resalta el profesor Luzón.
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