Fuente: www.abc.es
ABC HISTORIA
Para los
hombres, mujeres, ancianos y niños de la pequeña aldea de Sandby Borg (en
la costa de la isla de Öland, al sudeste de Suecia)
no hubo piedad. Hace nada menos que 1500 años fueron pasados a cuchillo por un
grupo de guerreros suecos que se adentraron -probablemente en plena noche- en
sus casas y acabaron con ellos a sangre y fuego para robarles las hermosas
joyas y monedas romanas que habían conseguido mediante el comercio.
Cráneo encontrado en la zona - Daniel Lindskog |
El evento,
oculto hasta ahora, ya es conocido como la masacre de Sandby Borg.
Este
lúgubre episodio de la historia ha sido desvelado por un grupo de arqueólogos
del Kalmar County Museum en la revista “Antiquity”. Todo ello,
después de comenzar a excavar en la región hace más de tres años, cuando se
percataron de que la zona estaba siendo saqueada por cazadores de tesoros. El
trabajo, según a desvelado Ludwig Papmehl-Dufay (uno de los
expertos) a «The Guardian», se llevó a cabo sin saber si habría o no restos
pues, en sus palabras, «no ha sobrevivido ninguna historia oral o escrita de la
matanza» y solo se sabía que la zona era «peligrosa».
Región rica
Para los
arqueólogos, los restos elaboran una imagen perfecta de la masacre, acaecida
aproximadamente a mediados del siglo V. Por entonces, y en palabras de «The
Guardian», Sandby Borg era una aldea próspera construida dentro de las murallas
de un fuerte circular. Un pequeño pueblo que se había hecho
considerablemente rico comerciando con el Imperio romano, como así lo atestiguan las monedas de oro que han sido halladas en
las excavaciones. Siempre según los expertos entrevistados por el diario
anglosajón, es más que probable que la región ganase también ese dinero
poniendo su espada a las órdenes de los latinos.
«El asalto
a Sandby Borg pudo haber provocado las posteriores luchas de poder en la isla,
en un momento en que el mapa político y las estructuras de poder se estaban
reescribiendo en todo el continente europeo. Importantes bienes comerciales
fueron destruidos o abandonados en el sitio, lo que plantea como escenario
posible que los atacantes únicamente pretendían establecerse como la nueva
élite dominante», han explicado los arqueólogos del Kalmar County
Museum.
El caso de
Sandby Borg no era una excepción en la zona. De hecho, toda la isla de Öland
estaba llena de fortificaciones en las que había múltiples riquezas. Unas 15,
al parecer. Aunque únicamente esta sufrió un final tan trágico. Todo ello, eso
sí, después de que el Imperio romano de Occidente colapsara y comenzara un
combate a muerte entre las tribus locales por la soberanía local.
Masacre
Atendiendo
a los restos descubiertos, los arqueólogos creen probable que los asaltantes
accedieran por la noche hasta la aldea o, en su defecto, alguien les abriera
las puertas desde el interior. Más allá de elucubraciones, cuando accedieron se
desató el caos.
Los
guerreros, ávidos de sangre, persiguieron a los asustados ciudadanos por todo
el pueblo y les fueron asesinando uno a uno. Así, se dieron muertes más que
crueles como la de un anciano al que le aplastaron el cráneo y
cuyo cuerpo se quemó tras caer al mismo fuego que le estaba sirviendo para
calentarse. Tampoco fue nada desdeñable el fallecimiento de un dolescente que,
mientras huía, tropezó con un cuerpo que había tirado en el suelo. Un error que
hizo que su enemigo le atrapase y le diese muerto allí mismo.
En
palabras de los expertos, los guerreros perpetraron incluso algunas
barbaridades como meter los dientes de una oveja en el cráneo de uno de
los fallecidos. Un acto que, según Papmehl-Dufay, fue un insulto final
opuesto a las antiguas creencias de que, colocando una moneda u otro objeto de
valor en la cara de los fallecidos, estos podían pagar su paso al otro mundo.
Esto, por el contrario, fue una crueldad para evitar que aquella persona descansara
en paz.
Tras la brutalidad
Después
del ataque nadie sepultó a los muertos. Los guerreros se limitaron a saquear
las posesiones de los caídos y a llevarse su valiosísimo ganado. Los fallecidos
(nueve en una única casa) se pudrieron allí donde cayeron, tumbados sobre el
suelo hasta que se pudrieron y los tejados de las viejas viviendas cayeron
sobre ellos.
En
palabras de los expertos, aunque no se escribió nada sobre este triste suceso,
a día de hoy todavía quedan vestigios que lo recuerdan. Desde restos de monedas
de oro romanas hasta joyas pasando por adornos para el pelo o pequeñas piezas
de bisutería. De hecho, los arqueólogos han hallado incluso lo poco que queda
de sus últimas comidas y hasta un arenque junto al fuego. Sin embargo, el mayor
resto excavado son tres viviendas y 26 cuerpos.
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